Adviento (continúa)

P. Sergio García, msps

Para esta cuarta reflexión general sobre el Adviento encontré en el libro de “Caritas Española – 2006 – 2007” una página profunda, luminosa, cercana a nuestra experiencia que aprovecho para compartir con ustedes. Dice así:

 “La estampa de la Anunciación es contraria a la de la tentación en el paraíso, y va a significar el principio de la restauración deseada. En vez de demonio, un ángel; en vez del espíritu del mal y la mentira, el Espíritu de la santidad y la verdad; en lugar de una mujer orgullosa que duda y desobedece, una joven humilde que cree y se entrega; en vez de castigos, gracia y bendiciones y promesas de salvación; en vez de unos hombres que quieren ser dios, un Dios que quiere hacerse hombre; en vez de una divinidad conquistada, una divinidad regalada”.

 “Y María dijo Sí, hágase. Y el ángel se retiró y el Espíritu descendió y Dios y el hombre se abrazaron sustancialmente. Admiramos emocionados la belleza y santidad de María Inmaculada. La belleza es santidad. Esta criatura nos hace soñar. Dignifica, no sólo a la mujer, sino a toda la naturaleza humana” (Págs. 59-60).

 Es el cuarto domingo de Adviento. Está a las puertas. El adviento tiene que terminar para llegar a la Navidad e iniciar de nuevo un gran Adviento de toda la humanidad a la espera definitiva de Jesús. Por eso decimos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús”.

Al Sí de María en el Adviento, corresponde el Sí de Dios en la Navidad. Adviento y Navidad van irremediablemente entrelazados con un Sí que sólo será superado por el Sí de Jesús en la Cruz: “Sí Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

 En María empieza la historia de nuevo, de manera nueva y sin tachaduras. Ella, por ser más humana como expresión de haber sido preservada de todo pecado, por ser la Inmaculada Concepción, es la más abierta a lo divino; pero lo divino será más humano por ella que dijo Sí.

 En mi experiencia de vida de Misionero del Espíritu Santo he procurado decir siempre Sí y luego arreglármelas en la nueva propuesta. Pero mi Sí está muy lejos de ser como el Sí de María, o, mejor dicho, en el sí de María he puesto el mío.

 María es el triunfo del amor gratuito de Dios, es el triunfo del amor compasivo de Dios, del amor generoso de Dios, del amor respetuoso de Dios que es la fuente de toda vida gozosa, verdadera y plena.

 Intuyo que el Adviento y la Navidad son el gran kerigma litúrgico; que después vendrá una parte del tiempo ordinario que será favorable para disponer la vida para vivir en comunidad y en conocimiento, siempre creciente, de la persona y mensaje de Jesús.

El Sí se convierte en poesía, sencilla y humilde porque el Dios de mi palabra es humilde y sencillo y envía su Espíritu para llevar a una verdad completa:

 Amo Jesús tu venida porque te tengo,
Sin tenerte del todo, te espero.
Espero tu venida y no contengo
las ansias de amarte sin medida.

Espero, Señor tu llegada,
repaso una a una tus promesas.
Adivino a lo lejos tu mirada
se dibujan en mi rostro tus certezas.

 Y vivo, Jesús, en la esperanza,
de fundirme en un abrazo delicado,
lleno de fuego, ternura y confianza,
con el Padre Dios por siempre amado.

Amo, espero y vivo este Adviento,
haciendo mía la creación entera.
Pues todo grita desde dentro:
¡Ven Jesús! Se acabó la espera.

Y vuelvo a decirte para terminar con las mismas palabras con las que inicie esta aventura de transitar por este tiempo de esperanza, conversión, de vida nueva. Para mí el tiempo más parecido a mi vida que, desde niño, gocé de tu canto, de tus aguinaldos, juegos y piñatas, letanías y competencias. Adviento así es mi vida, eres mi vida.

«Ah mi querido Adviento cómo te admiro y quiero. Préstame tu esperanza para disponerme a recibir al Mesías Jesús, anhelo y derecho de toda la humanidad; Adviento querido, lléname de ti para ser como tú: promesa de la venida de Jesús.

Mi querido Adviento evangelizador.

María empezó a ser virgen fecunda en el adviento y luego dio a luz para ser madre virgen en la navidad.»

Santa María del Adviento, ven y contigo y José venga el que quiso venir por ustedes. VEN.

Una respuesta a «Adviento (continúa)»

  1. Buenas tardes: es una reflexión muy hermosa.
    María y José son la humildad, obediencia y fe . Confiaron siempre en lo qué escucharon de parte del ángel. Son dignos de seguir e imitar .
    Me gusta leer sus escritos padre Sergio. Dios lo bendiga siempre.

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