Como el día 25 de marzo, en el que tradicionalmente celebramos (a los nueve meses antes de Navidad) la Encarnación del Verbo, fue domingo de Ramos, la Iglesia traslada esta importantísima solemnidad al día de hoy, una vez que hemos celebrado la Primera Semana de Pascua. Hoy, pues, damos gracias a Dios porque el Verbo se ha hecho carne.
En el Evangelio del día meditamos el relato de la Anunciación, el instante en la historia, protagonizado por Gabriel y Maria, en que el Verbo se hace carne en el vientre de esa doncella de Nazaret. Gabriel propone, anuncia la voluntad de Dios a María y ella acepta, asiente con su vida abriendo su corazón de par en par para recibir al Verbo en su seno. Ni imaginaba todavía María las consecuencias de su aceptación, de lo que a partir de ese momento, sucedería en ella y en el mundo, pues el Verbo se hizo carne.