Beatificación de Concepción Cabrera de Armida
«Me pasaba largos ratos…contemplando el cielo, y queriendo traspasarlo con mi corazón. Sentía esa sed de un más allá, de un algo muy grande con qué llenar mi corazón sediento de un gran bien…
¡Yo presentía dentro de mí, Señor, casi sin conocerte, tu presencia, tu hermosura, tu poder y tu bondad! y al recordar mis sentimientos ocultos de niña, de joven, de casada, de viuda y de todos los estados por los que he cruzado, mi alma llora de gratitud, porque Tú mi Dios, ocupabas ya sin saberlo, el fondo de mi corazón, lo íntimo de mi ser, la parte más noble de mi espíritu…»[1]
El día de hoy, viernes 8 de junio de 2018, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, Su Santidad el Papa Francisco ha recibido en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el Sr. Cardenal Angelo Amato, SDB, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.
En ella, el Sumo Pontífice autorizó la promulgación de los decretos con respecto a los milagros atribuidos a la intercesión de un Beato y dos Venerables, así como el decreto con respecto al martirio de 4 Siervos de Dios.
Durante la audiencia, el Sumo Pontífice ha autorizado a la misma Congregación a promulgar el decreto con respecto al milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María de la Concepción Cabrera Arias, viuda de Armida, Laica y Madre de Familia; nacida en San Luis Potosí (México) el 8 de diciembre de 1862 y muerta en la Ciudad de México el 3 de marzo de 1937
Nos unimos a la alegría de todos los que formamos parte de la Familia de la Cruz y juntos damos gracias a Dios por este nuevo signo de su infinita misericordia.
En efecto, al declararla Beata, la Iglesia reconoce en ella a una mujer que, por su vivencia heroica de las virtudes cristianas, el ofrecimiento de su vida en favor de los demás y la fuerza de la Espiritualidad de la Cruz -que vivió profundamente y transmitió de manera ejemplar-, se vuelve para nosotros modelo de santidad, imitación ejemplar de Cristo digna de la admiración de los fieles[2].
Como Laica, mística y apóstol, Concepción Cabrera personifica todo aquello que, recientemente el Papa Francisco nos invita a considerar y a vivir en su Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, cuyo objetivo es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4)[3]
«Moriré: no podré ya sufrir. Me faltarán las fuerzas para postrarme al pie del Sagrario. Mi corazón dejará ya de latir. Pero, qué consolador será para mí pensar que sobre la tierra quedarán labios que en mi nombre continuarán alabando a Dios. Corazones que en mi nombre sigan latiendo de amor por Jesús. Hostias vivas que en mi nombre sigan elevando al cielo el perfume divino de la sangre. ¡Son mi sangre!, y en ellos continuaré sufriendo, como continuaré amando. No moriré del todo, hijos míos, me sobreviré en vosotros»[4]
Francisco Daniel Rivera Sánchez, msps
Superior General
Conchita, conocer tu vida, me ha impactado, la delicadeza, de tus virtudes, el inmenso AMOR A DIOS, que lo buscaste sin cesar, sin darte por vencida, para llenar ese vacio que tú misma confirmaste que solo lo podía llenar el amor de Dios, hoy en estos tiempos, vivimos en crisis porque hemos perdido nuestro norte: CRISTO JESUS, el ejemplo de Nuestra Madre la Virgen María, pero no pierdo la Esperanza, de que el Reino de Dios triunfará por sobre todo! Amén
Conchita, que la santidad de tu vida, ejemplo de madre, esposa, e hija de Dios nos ayude a transformarnos a ejemplo tuyo en Sagrarios vivientes. Doy gloria a Dios por esta decisión de SS Francisco. Con María todo, sin María nada!