Navidad (3): «La Palabra se hizo carne»

P. Sergio García, msps

“La Palabra se hizo carne”. Estoy impresionado ahora por la palabra que se ha propuesto en la liturgia en torno a la Navidad. Son trece lecturas que voy a insertar en mi acostumbrado comentario semanal para que todos mis queridos, amables y pacientes destinatarios gocemos juntos la riqueza de la Palabra.

1. 2 Samuel 7, 1-5. 8-12.14.16

“…Yo seré para él un padre y el será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente”
– Un adelanto de la realidad más profunda para toda la humanidad. Todo mundo tiene derecho a Jesús, patrimonio de la humanidad.

2. Lucas 1, 67-79

“Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados”.
– Desde nuestro bautismo tenemos esta misión profética y feliz el día cuando nos damos cuenta de eso y lo realizamos. Cada uno de nosotros tenemos el mismo nombre, pero pronunciado desde la región de la plenitud. Un nombre que me identifica como persona muy amada.

3. Isaías 62, 1-5

“Te llamarán con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona de gloria en la mano del Señor y diadema real en la palma de su mano”
– Este texto me hizo pensar en el momento de la Resurrección de Jesús en su encuentro con María Magdalena. Pronuncia su mismo nombre pero con un nuevo sonido: María… Rabuni…

4. Hechos 13, 16-17. 22-25

“Dios hizo nacer para Israel un Salvador, Jesús. Juan preparó su venida…”
– Hacer nacer lo hace el Padre con nosotros y Jesús es el número uno… Por eso digo que mi lema es: Jesús en todo, Jesús en todos.

5. Mateo 1, 18-25

“Cristo vino al mundo… estando María, su madre, desposada con José… María dio a luz un hijo y le puso por nombre Jesús”
– Cada uno de nosotros también hemos venido al mundo por el amor de un hombre y una mujer… nuestros padres, reflejo de José y María.

6. Isaías 9, 1-3. 5-6

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.; lleva sus hombros el signo del imperio y su nombre será: consejero admirable, Dios poderoso, Padre sempiterno, Príncipe de la paz…”
– Sí, nos ha nacido… se nos ha dado… Nos corresponde recibirlo, acogerlo para amarlo y empezar a cuanto Jesús encontremos en las esquinas de nuestra historia, de nuestra casa, de nuestra comunidad.

7. Tito, 2, 11-14

“La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos….»
– Navidad será como el punto de partida de una vida nueva, vida en Dios, con lo más auténtico de nuestro ser como individuos y por eso recibimos, y como personas y por eso damos, nos entregamos. No estamos convencidos en el “todos” de la carta de san Pablo. Todos es todos los hombres de todos los tiempos, edades, lugares.

8. Lucas 2, 1-14

“Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo para ellos lugar en la posada” …
– La página más hermosa jamás escrita que es patrimonio de la humanidad, de todas las religiones respetadas e incluidas en este niño puesto o expuesto en un pesebre para que todos puedas acercarse a él y tomarlo. Él ya se acercó, somos nosotros vengamos de donde vengamos y vivamos lo que vivamos podemos acercarnos, tomarlo y al tomarlo identificarnos con él, ya no lo podremos soltar.

9. Isaías 62, 11-12

“Digan, haz oír esto hasta el último rincón de la tierra. Mira llega tu salvador. El premio de su victoria lo acompaña”.
– Oír, escuchar, hacer oír es hablarle al corazón, evangelizar. El anuncio es una llegada única. Nada menos que del Salvador que trae una victoria segura. Me recuerda al “Escucha Israel, el Señor tu Dios es el único Señor…”

10. Lucas 2, 15-20

“Vayamos hasta Belén para ver eso que el Señor nos ha anunciado…”
– Estos evangelios de la infancia traen en sus entrañas todo el kerigma, la alegría de caminar para un encuentro, para obedecer a un anuncio, para confirmar la maravilla de un “Dios con nosotros”.

11. Isaías 52, 7-10

“¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz… Escucha: tus centinelas levantan la voz… Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios…”
– Una exclamación de asombro… una invitación a escuchar…otra invitación a gritar de alegría…y una constatación segura porque toda la tierra verá la salvación que viene de nuestro Dios. Más, imposible.

12. Heb 6, 1-6

“De muchas maneras habló Dios en el pasado… ahora viene lo definitivo: nos ha hablado por su Hijo… el Hijo es resplandor de la gloria del Padre…”
– La última y definitiva palabra de Dios nace hoy, viene hoy, se proclama hoy, la palabra es una persona: es su Hijo, es Jesús. Felices los pobres de espíritu porque ellos escucharán la palabra definitiva de Dios.

13. Juan 1, 1-13

“En el principio existía la palabra y la palabra estaba en Dios y era Dios… y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros… A Dios nadie le ha visto jamás: El Hijo unigénito que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado”.
– El movimiento del prólogo de Juan es el círculo divino del amor. Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre. Pero, mientras está en el mundo realiza su obra de evangelización.

Sí, hermanos, es una selección especial de lecturas en torno a la fiesta de la Navidad porque toda esa Palaba se hizo carne.

Pero, ahora cuando escuchamos la Palabra también se hace carne, pero la que nosotros le damos. Todo nuestro ser. El hacerse carne es hacerse toda la persona. La carne es la parte por donde nosotros podemos tocar a Dios.

Es así como con los textos de Navidad tenemos para todo el año. He puesto la cita completa. El texto reducido y luego un breve comentario personal.

La sencillez y pobreza de la primera navidad es extraordinario. Fíjense que he dicho la primera navidad. Y esta es la primera navidad también, pero en memorial. Jesús no cumple años ahora, ahora está siendo la navidad.

Navidad es porque el Verbo se hizo carne. Y hay que reunir muchos verbos para celebrar la navidad porque es: amar, servir, perdonar, reír, buscar, caminar, encontrar, levantar, mirar, admirar, consolar, abrazar, besar, cargar, apostar, conservar, cantar, correr, callar, orar, celebrar, gozar, compartir, acompañar, sembrar, recoger, limpiar, avisar, anunciar, contemplar, saltar, brincar, esconder, salir, predicar, confirmar, construir, llevar, ayudar, en fin ¡vivir!

Y no es cansado, es el camino que viene de Belén y lleva a los tres para recibirlos en nuestro hogar, nuestra comunidad. Felicidades.

P. Sergio García, msps

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