
El 8 de diciembre de 1932, Concepción Cabrera escribe en su Cuenta de conciencia: «Hoy cumplí setenta años. Cuántas gracias de Dios a mi alma, y cuántas ingratitudes y ofensas y miserias de mi parte»[1]. Y un año después hace esta oración: «Cumplo hoy setenta y un años, ¡Dios mío! ¡Cuántas gracias tuyas y cuántas deficiencias mías! Cada uno en su papel: Tú siempre misericordioso, y yo siempre ingrata, infiel y miserable, sin saber apreciar el don de Dios»[2].
Continuar leyendo «Cuántas gracias tuyas y cuántas deficiencias mías»