«Radio Conchita» – Diálogos

“RADIO CONCHITA” PRESENTA SU PROGRAMA FAVORITO: DIALOGOS

 

S. Buenas noches, con la alegría de encontrarnos y las sorpresas que traen consigo estos diálogos tan extraños, pero tan evangélicos.

Así es y aquí estamos en “Radio Conchita” con el deseo de llegar a muchos corazones y muchas conciencias. Se trata de sanear las historias, de limpiar nuestras miradas y dejar que el corazón descubra sorpresas que vienen del mismo Jesús en forma de parábolas.

Bienvenidos, pues, a esta nueva emisión de “Radio Conchita”, desde la “Casa Conchita”, una casa llena de vidas plenas. Esta noche tenemos a una invitada muy especial, ya se darán cuenta a lo largo de la trasmisión.

E: entrevistador, Sergio; L: luna.

E. He recibido unos mensajes que suscitan preguntas. He aprendido que cuando Dios “se hace presente” se suscitan preguntas no respuestas. Dicen así: “Feliz día, ya la luna venció a las nubes, descansa”, “Hay un mar de luz en el cielo”.

L. Es que me admiran y quieren mucho.

E. ¿Por qué ejerces este atractivo tan especial?

L. Soy de blanca luz menor, reflejo la luz grande del sol. Están en la época de intentar ser como yo, al decir de Juan Pablo II. Ustedes, como cristianos, si no reflejan la luz de Cristo, no sirven para nada.

E. Pero, tú cambias mucho: creces y decreces, luces espléndidas y desapareces muy fácilmente.

L. Se trata de un ciclo que los sabios han sabido interpretar a base de observación, los enamorados han sabido descubrir a base de amar, los hombres han gozado a base de admirar. Tengo mi especial atractivo sobre todo cuando, como dicen, logro vencer a las nubes y coloco un mar de luz en el cielo.

E. Para mí que cuando te miramos, luces más bonita.

L. Yo pienso lo mismo: he llegado a entrar en alguna copa de agua, he procurado respetuosamente adentrarme en algunos aposentos, les he recordado que detrás de mi hay un Dios bueno que también los busca, admira y quiere.

E. Háblame de Dios.

L. Mi Palabra es luz, mi luz es palabra permanente de un Dios admirable en sus obras, generoso en su creación, amable y tierno con sus criaturas. Hablarte de Dios es mi razón de ser, es mi única cara, es mi atractivo. Hablarte de Dios es invitarte a que me veas también como un “dedo que señala” …

E. ¿A qué te refieres con esto?

L. ¿No tienen ustedes un dicho que dice: “cuando el dedo señala la luna, el estúpido mira el dedo? Pues yo podría completarlo: “Cuando alguien contempla la luna, el “lunático” se queda en mi”.

E. Uf, ¡qué misteriosa estás! Aclárate.

L. ¿No llaman ustedes “lunático” a los despistados, desorientados, perdidos y distraídos? Cuando uno me contempla y se queda en mí no se da cuenta que yo estoy señalando al que me hizo en el concierto de la creación del universo: también chiquita, pero bonita que está gritando la hermosura de Dios.

E. ¿Y de la historia qué me dices?

L. Poca cosa, que han intentado los hombres llegar hasta mí, descifrar mis diferentes fases y conocer la influencia que ejerzo en la tierra. Preferiría hablarte de poesía.

E. O de la historia hecha de poesía.

L. Es cuando la historia es de amor y de salvación. He inspirado a los poetas, a los enamorados, a los apasionados, a los que contemplándome me han visto más que un simple satélite (que no es poca cosa), de esta tierra tan misteriosa y contradictoria.

E. ¡Cuántas culturas has visto pasar! ¡Cuántas religiones te han considerado como inspiradora de vida! ¡Cuántas filosofías te han pensado retorcida, insinuosa y seductora!

L. Seductora sí que lo soy, me gusta serlo; retorcida e insinuosa pues no sé lo que es eso.. sé lo que significan las palabras, pero no tengo la experiencia de serlo. Soy una pequeña obra de Dios en ese inmenso universo cósmico de enormes proporciones, pero soy cercana, no lastimo, soy sencilla y una cosa que me ha gustado mucho: ¡estoy a los pies de la mujer!

E. Bueno, ¡de una mujer!

L. Claro, a los pies de la mujer, más mujer por divina, más mujer por humana: de María la más hermosa mujer y que ha hecho especiales y únicas a todas las mujeres. Desde ella y por ella toda mujer tiene mucho de Dios.

E. Y luego los cantos que has inspirado.

L. “Deja que salga la luna…” “La luz de la luna blanca corre por todo el potrero…” “En esta noche de luna te canto…” “Luna que se extiende…”, “ése toro enamorado de la luna…”, “De las lunas la de octubre es más hermosa …”, “Cuando la luna se pone re grandota…”  No más así lo que recuerdo. ¿Por qué no me haces tú mismo un canto?

E. Ya hice uno que dice: “María escucha el grito, contra la opresión; María mira el anhelo de nuestra liberación”.

L. Pero no es a mí y te recuerdo que ahí en lugar de luna pusiste “estrella”.

E. No te pongas celosa, porque ella es “estrella de la evangelización”.

L. No me pongo celosa cuando de María se trata… pero me gustaría un canto para mi…

E. Ella misma, María Santa, es el mejor canto, ella cuando te mira a sus pies, ella sabe que es hermosa como tú. Ella sí que es tu mejor melodía, el canto de los cantos…

L. Lo sé y me alegro, pero es inspiración: recuerda que ella también es signo, instrumento.

E. ¡Nunca lo he olvidado! Ella lleva, como nadie, al “sol que nace de lo alto”.

L. Por eso tu querido Padre Félix decía: “Con ella todo, sin ella nada”.

E. Gracias por los consejos. En realidad, es por eso te estoy entrevistando, estoy dialogando contigo… te veo más hermosa cuando ella te contempla…

L. Yo los veo mejor cuando, viéndome, alaban al Señor de toda hermosura y al Dios de la vida. Nunca lo olviden: él está por encima de todo, él está más dentro que todo, él es la vida de toda vida, el sentido de todo amor, la fuerza de todo trabajo, él es Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

E. Él es el Señor de la historia: el camino, la verdad y la vida, el único que tiene palabras de vida eterna; él es fuente de todo amor y de toda santidad. De él somos y queremos ser siempre.

L. Gracias por mirarme y admirarme y ánimo que “si se puede”.

E. ¿Sí se puede qué?

L. Ser como yo: como la única luz que reflejo es la luz del sol, así ustedes pueden reflejar al que dijo: “Ustedes son la luz del mundo, ustedes son la sal de la tierra”.  “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en la oscuridad”. ¡Y ya!

S. Así termina hoy nuestro programa en “Radio Conchita”, esperando que de verdad sigamos el consejo de la luna y deseando encontrarnos en nuestra próxima emisión. Buenas noches.

Beata Concepción Cabrera, ruega por nosotros. Amén

P. Sergio García, msps

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