«Radio Conchita» – Diálogos

“RADIO CONCHITA” PRESENTA SU PROGRAMA FAVORITO: DIALOGOS

Buenas noches, bienvenidos a “Radio Conchita”. Esta noche podemos hacer historia. Tenemos como invitado a uno de los profetas menores más polémico y rebelde.

Cuando a Jesús le pedían una señal se negó a darla, pero hizo referencia a “Jonás metido en el vientre de una ballena tres días y tres noches: así estará en metido en la tierra el Hijo del Hombre”.

Nos parece interesante este dato además que en la liturgia de estos días lo hemos estado escuchando. Es por eso por lo que, antes de la entrevista, podamos gozar del texto mismo en su tercera parte y para facilitar su lectura la hemos puesto a manera de una obra pequeña de teatro en donde los diferentes personajes van a intervenir en la proclamación de esta Palabra de Dios. Empezamos….

 (N= Narrador; D= Dios; C= Capitán; J= Jonás; G= Grupo, todos; S=Sergio)

N. El Señor dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay:

D. Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli, y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí.

N. Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, se alzó una furiosa tormenta en el mar y la nave estaba a punto de naufragar. Temieron los marineros y cada cual gritaba a su dios. Arrojaron la carga al mar para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente. El capitán se le acercó y le dijo:

C. ¿Qué haces dormido? Levántate y grita a tu Dios; a ver si ese Dios se compadece de nosotros y no perecemos.

N. Y se decían unos a otros:

G. Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad.

N. Echaron suertes y le tocó a Jonás. Le interrogaron:

G. Dinos: ¿por qué nos sobreviene esta calamidad?, ¿cuál es tu oficio?, ¿de dónde vienes?, ¿cuál es tu país?, ¿de qué pueblo eres?

N. Les contestó:

J. Soy un hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.

N. Atemorizados, aquellos hombres le preguntaron:

G. ¿Qué has hecho?

N. Porque comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado. Le preguntaron:

G. ¿Qué haremos contigo para que se nos calme el mar?

N. Porque el mar seguía embraveciéndose. Él contestó:

J. Levántenme y tírenme al mar, y el mar se les calmará; yo sé muy bien que por mi culpa les sobrevino esta furiosa tormenta.

N. Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían porque el mar seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor:

G. ¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú, Señor, puedes hacer lo que quieres.

N. Entonces levantaron a Jonás y lo arrojaron al mar, y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos. El Señor envió un pez gigantesco para que se tragara a Jonás y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días con sus noches. Desde el vientre del pez, Jonás rezó al Señor, su Dios:

J. En el peligro grité al Señor y me atendió, desde el vientre del abismo pedí auxilio y me escuchó. Me habías arrojado al fondo, en alta mar, me rodeaba la corriente, tus torrentes y tus olas me arrollaban. Pensé: Me has arrojado de tu presencia; ¡quién pudiera otra vez ver tu santo templo! A la garganta me llegaba el agua, me rodeaba el océano, las algas se enredaban a mi cabeza; bajaba hasta las raíces de los montes, la tierra se cerraba para siempre sobre mí. Y sacaste mi vida de la fosa, Señor, Dios mío. Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor, llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo. Los devotos de los ídolos faltan a su lealtad; yo, en cambio, te cumpliré mis votos, mi sacrificio será un grito de acción de gracias: la salvación viene del Señor.

N. El Señor dio orden al pez de vomitar a Jonás en tierra firme. El Señor dirigió otra vez la palabra a Jonás:

D. Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y anuncia lo que yo te digo.

N. Se levantó Jonás y fue a Nínive, como le mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Jonás se fue adentrando en la ciudad y caminó un día entero pregonando:

J. ¡Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada!

N. Creyeron a Dios los ninivitas, proclamaron un ayuno y se vistieron de sayal, pequeños y grandes. Cuando el mensaje llegó al rey de Nínive, se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó en el polvo y mandó al heraldo proclamar en Nínive un decreto real y de la corte: Hombres y animales, vacas y ovejas no prueben bocado, no pasten ni beban; cúbranse de sayal hombres y animales. Invoquen fervientemente a Dios; que cada cual se convierta de su mala vida y de sus acciones violentas. A ver si Dios se arrepiente, calma el incendio de su ira y no perecemos.

Vio Dios sus obras y que se habían convertido de su mala vida, y se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó.

Jonás sintió un disgusto enorme. Irritado, rezó al Señor en estos términos:

J. ¡Ah, ¡Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.

N. Respondió el Señor:

D. ¿Te parece bien irritarte de esa manera?

N. Jonás había salido de la ciudad y se había instalado al oriente de la misma; allí se había hecho una choza, y estaba sentado a la sombra esperando el destino de la ciudad. Entonces el Señor Dios hizo crecer una planta de ricino hasta sobrepasar a Jonás, para que le diese sombra en la cabeza y lo librase de una insolación. Jonás estaba encantado con aquel ricino. Entonces Dios envió un gusano al amanecer el día siguiente, el cual dañó el ricino, que se secó. Y cuando el sol apretaba, envió Dios un viento sofocante del este; el sol abrasaba la cabeza de Jonás y lo hacía desfallecer. Jonás se deseó la muerte y dijo:

J. Más vale morir que vivir.

N. Respondió Dios a Jonás:

D. ¿Te parece bien enojarte a causa de esa planta de ricino?

N. Contestó:

J. ¡Claro que me parece bien enojarme hasta desear morir!

N. El Señor le replicó:

D. Tú sientes compasión de una planta de ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece, ¿y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además muchísimo ganado?

Palabra de Dios: Te alabamos, Señor.

“Radio Conchita” de nuevo da la bienvenida y las buenas noches a este su querido programa entrevistas, diálogos de muchas maneras que nos van llevando, es verdad, por los caminos del evangelio para hacer vida lo que se comparte en este su programa ciertamente con una mirada al pasado, pero solo para comprender un futuro que hace un presente apasionado.

Hemos presentado en forma de diálogo todo el libro del profeta Jonás; para unos, simpático y llenos de berrinches; para otros, frustrado por el no éxito de su predicación y para otros, un profeta rebelde y contrario a cualquier perdón a Nínive que en años anteriores había invadido el Reino del Norte y lo había llevado al destierro. Por lo mismo un profeta rencoroso. Los rencores de la historia son terribles.

Esta noche está con nosotros, sabiendo que es un profeta menor, pero el único al que Jesús citó en su evangelio y relacionó su muerte, sepultura y resurrección, lo sucedido con él cuando lo de la súper ballena que dejó de comer plancton y se engulló a él.

S. Bienvenido Jonás. Como puedes ver hay mucho público porque tu persona, tu mensaje y tu referencia en el evangelio suscitan curiosidad y como eres un profeta rebelde, caprichoso y chocarrero, pues han venido a conocerte.

J. Bueno imagino que vienen a ver al profeta Jonás, hijo de Amitay y no al Jonás del siglo VII en el Reinado de Jeroboam II.

S. Nos dejamos de interpretaciones sobre el contexto histórico y nos afocamos solamente en el profeta cuya narración acabamos de escuchar.

J. Bien, entonces no me voy a “Radio Concierto”, sino que estoy en “Radio Conchita” y como que percibo un poco de morbo, de curiosidad mal sana sobre mi relato. Que en realidad yo no lo hice, contrario a otros profetas que son autores directos de lo que escriben, en cambio el libro profético alguien lo escribió sobre mí.

S. Jonás, ¿eres solamente un cuento o eres histórico?

J. El sentido pleno de mi relato es el siguiente. Cuando Jesús me puso como única señal a un grupo rebelde y desconfiado que le pedía una señal espectacular me asombré que me pusiera como signo por lo que me sucedió a mí como señal de lo que le sucedería a él. Si fuera un cuento, lo de Jesús tendría el peligro de ser también solo un cuento. Si lo de Jesús es histórico entonces yo también soy histórico.

S. Es que es un relato en género fabuloso, no de grandioso, sino de fábula. De ficción literaria.

J. Tal vez sobre mi persona real e histórica se pusieron algunas cosas de fábula. Eso no me quita mi realidad histórica.

S. Jonás, ¿por qué tus berrinches primero y luego tu enojo después?

J. Porque ya conocía que quien me enviaba a predicar una destrucción era incapaz de hacerlo porque tiene un corazón así de misericordioso. Eso explica también porqué en lugar de Nínive me fui al sentido contrario.

S. O sea, no querías caminar y por eso el mar, no querías predicar y por eso el dormir, no querías aparecer en público y por eso dormido hasta el fondo de la nave.

J. Así como lo has dicho, así lo hice ¿y qué?

S. Bueno no te molestes con nosotros que queremos sólo aclarar.

J. Bien, sobre esto hay dos interpretaciones y las dos son ciertas: unos afirman que es un cuento, un relato histórico sí porque alguien lo hizo, pero lo que el contenido no habla de algo que sucedió realmente sino un cuento como enseñanza.

S. Y, ¿a esto qué dices?

J. Pues que tienen razón en pensar así teniendo en cuenta que un cuento dice más al corazón de los niños, de la humanidad que el relato de la batalla de Jericó. El lenguaje literario es de fábula, increíble e inaceptable.

S. Y ¿para otros?

J. Otros afirman sobre todo teniendo en cuenta la referencia que Jesús hizo cuando le pedían un signo y dijo que no se les daría otro signo que el de Jonás, que, así como estuve en el vientre de la ballena tres días y tres noches así estaría él bajo tierra.

S. Pero eso no era un cuento, fue la pura realidad: su pasión, muerte, sepultura y después la resurrección.

J. Por eso piensan que el contenido de mi libro es histórico. No sé qué pensar.

S. Ni yo, por eso te llamé.

J. Pues deja a tus radioescuchas la tarea de investigar, pero sobre todo de aprender que Dios es profundamente misericordioso, de todos y siempre.

S. Gracias, Jonás por dejarnos en las mismas, pero creo que no puede ser de otra manera.

“Radio Conchita” agradece una vez más a sus oyentes y participantes de esta noche esperando haber ofrecido algo interesante para la reflexión, el diálogo y, sobre todo, la vivencia de un mensaje profético que de alguna manera nos refleja a todos.

Beata Concepción Cabrera, ruega por nosotros. Amén.

P. Sergio García, msps

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *