«Radio Conchita» – Diálogos

“RADIO CONCHITA” PRESENTA SU PROGRAMA FAVORITO: DIALOGOS

S = Sergio; PF= Padre Félix

S. Muy buenas noches estimada audiencia de “Radio Conchita”. La humilde y sencilla Rut que estuvo con nosotros la semana pasada sin lugar a duda nos dejó un aroma de valentía, generosidad, sencillez abierta a la ayuda y al amor.

PF. Es verdad, tuve la oportunidad de escucharla y creció mi simpatía por ella porque como lo diré yo “las cosas de Dios hay que hacerlas pronto y alegres”. Perdón, soy el P. Félix Rougier Olanier fundador. Me ha invitado mi hijo en la vocación Sergio y, como es cosa de Dios, he venido pronto.

S. Mi querido Padre Félix siempre adelante, “arriba y adelante” será uno de tus lemas y una manera de responder a la voluntad del Padre. Yo me siento muy orgulloso de ti como padre en mi vocación, a lo mejor tú no te sientes muy orgulloso de tu hijo.

PF. Prefiero no hablar de este tema porque atañe a la entraña misma de tu respuesta a tu vocación de Misionero del Espíritu Santo y de eso solo el buen Jesús lo sabe. Pero, además, me siento muy feliz y contento de que seas mi hijo.

S. Gracias P. Félix eso me da emoción y deseo de agradecer la invitación a “Radio Conchita” para hablarnos de lo que fue vida de tu vida: tu vocación a las Obras de la Cruz.

PF. Sí, prefiero centrarme en algo muy concreto porque si no, agotaría todos tus espacios radiofónicos durante mucho tiempo.

S. De eso estoy seguro, pero por eso mi querido Padre Félix centramos en esos momentos en que el Espíritu te había inquietado para ser llamado a un campo de mayor perfección.

PF. Nací el 17 de diciembre de 1859, conocí a Concha el 4 de febrero de 1903. Tenía pues 44 años y estaba inquieto espiritualmente por algo que no sabría definir. Desde luego era feliz en mi vocación de Sacerdote Marista en la Compañía de María y sin alarde me decía que era el más marista de los maristas.

S. ¿Cuál es el momento clave, el gozne que te hizo pasar de una vocación a otra?

PF. La respuesta de Dios a mi inquietud vino en mi encuentro con Concha en el ambiente del sacramento de la reconciliación en el que, después de confesarse, empezó a hablarme de las Obras de la Cruz. Yo experimenté en la media que ella hablaba que en mi corazón sucedían cosas muy especiales, nunca antes experimentadas: un como ardor, una santa y sana curiosidad por prolongar mi conversación con Concha. No fui yo el que la interpeló, fue ella la que, me lo dijo más tarde, hablaba como si le prestara su voz y su mirada al Espíritu Santo.

S. Sería bueno que ella estuviera aquí con nosotros, pero ya será en otra ocasión. Por lo pronto estabas frente a un instrumento escogido por tu Jesús para abrirte a un “campo de mayor perfección” o a un panorama muy amplio de santidad que implicarían muchas cosas como después nos lo contarás.

PF. Sí, pensé. Estoy frente no solo a una mujer que es sólo instrumento sino ante un cuadro de luz que el Espíritu Santo me decía: «—por aquí, por estas Obras caminarás, estás propuestas serán tuyas de ahora en adelante. Yo le inspiré que te dijera. “Hágase santo, padrecito”». Concha es ahora Beata Concepción Cabrera.

S. Padre Félix, sólo el punto de partida alcanza a llenar todo en espacio de “Radio Conchita” para esta entrevista. Sólo como tu nuevo kerigma que hizo posible un encuentro fecundo imposible de contarlo todo.

PF. A mí me gustaría hablar mucho de ese encuentro con Concha: me llamó la atención su dulzura, su paz, el timbre de su voz, la fuerza con la que me hablaba, las orientaciones que me presentaba, la afinidad que se producía en nosotros.

S. Mientras, tú seguirías en lo tuyo como encargado de la Capilla de Lourdes, pero ya estabas tocado por la cruz, salvación, santidad, amor, entrega total, vida nueva, aires nuevos del Espíritu, la mirada amorosa del Padre que no te dejaba, Concha, Apostolado de la Cruz, Religiosas de la Cruz y….

PF. Sí, Sergio, todo eso bullía en mi interior con la invitación recibida de hacerme más santo. Pero ya se asomaba la virtud, el voto que era fundamental en mi vida y que me iba a llevar por caminos insospechados, pero seguros de ser siempre la voluntad de mi Jesús: LA OBEDIENCIA. Todo tomaría el cauce seguro de la obediencia: claridad con mis superiores, propuestas oradas, consultadas pero sometidas a la obediencia. Esto hizo un camino muy largo pero seguro y fecundo.

S. Este cuatro de febrero de mil novecientos tres fue como el big bang de tu participación y de tu vocación a las Obras y Espiritualidad de la Cruz, mi querido Padre Félix. Ahora leo tus cartas que reflejan todo tu amor sencillo, humilde, agradecido, apasionado, incontrolable a la Cruz y me hacen mucho bien.

PF. Así es, Sergio, todo se centró y concentró en la Cruz empezando por mi vocación de Marista. ¿Qué haré? Ella me dijo: «—Escriba a su superior. LO DEMÁS LO HARÁ ÉL». Y ahí radica toda mi vida de confianza y obediencia.

S. Imagino, Padre Félix, muchos momentos de tu historia: cuando levantaste la mano para apuntarte a las misiones de Oceanía, tu encuentro con Juan Bosco, tu ordenación sacerdotal y tu destino para dar clases de Sagrada Escritura, tus encuentros con tus papás y hermanos, tu entrega en Colombia, en fin, una vida muy llena de pasión por tu ministerio sacerdotal y siempre con amor apasionado a María.

PF. Ya marcaste los hitos históricos de mi vida. Por ahora sólo me quedo en mi participación en las Obras y espiritualidad de la Cruz. Y me he quedado solamente en el punto de partido que es ese encuentro inesperado con Concha. La seguí buscando con anhelo de que me hablara más sobre esta experiencia.

S. Creo que en ese encuentro te dijo cosas de tu historia que solamente tú podías conocer y con nadie las habías compartido. Y ella te lo dijo como si lo estuviera viviendo contigo. Metida en tu historia de joven con tu santa madre María Luisa te dijo lo que habías hecho y prometido con ella para amar más a Dios. Entiendo que por eso mismo le diste toda la credibilidad posible.

PF. Desde luego que así fue cuando estuve con mi madre en “Les Isles”, en mi terreno familiar y fueron cosas sencillas, entrañables y maravillosas.

S. Mi querido P. Félix te cuento que yo mismo tuve la oportunidad de estar en ese mismo lugar y ver la crucecita que marcaron en la roca como signo del compromiso en su relación con Dios y con María.

PF. Te considero, Sergio, como un hijo muy querido; has escrito y has hablado de mí y cuando dices que no me sigues a mí, sino que quieres seguir a Jesús conmigo y como yo lo he seguido. Acuérdate “CON MARÍA TODO, SIN ELLA NADA”.

S. Así terminamos por hoy mi queridísimo Padre Félix. Seguiremos participando en este espacio que bondadosamente me han concedido en la página web de la Casa Conchita. Danos tu bendición.

PF. Que el Espíritu Santo fuente de toda pureza, amor y paz, se las comunique por medio de la Cruz. La bendición del Padre bajo cuya mirada vivimos; la unión con Jesús cuya Cruz aceptamos, y la acción del Espíritu Santo a quien le consagramos toda nuestra vida los bendiga siempre y les de perseverancia en su vocación.

S. Amén. Gracias mi querido P. Félix. En alguna otra ocasión a “Radio Conchita” le gustaría tenerte de nuevo aquí. Lo sé por las numerosas cartas que nos llegan y las continuas llamadas que recibimos. Gracias de nuevo de todo corazón. Buenas noches querida audiencia de “Radio Conchita”. Los esperamos siempre.

P. Sergio García, msps

 

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