«Radio Conchita» – Diálogos

“RADIO CONCHITA” PRESENTA SU PROGRAMA FAVORITO: DIALOGOS

S = Sergio; J= San José

S. Muy buenas Noches. Una vez más “Radio Conchita” se pone de largo por la alegría que nos llena de gratitud al haber logrado que, por primera vez, una persona especialmente cercana al misterio de la encarnación haya accedido a nuestra invitación de “Radio Conchita”.

            Es alguien que por primera vez vamos a escuchar sus palabras y sin embargo nadie como él estuvo tan cercano al misterio de Dios con nosotros, exceptuando, claro está, a su santa y preciosa esposa.

            Me refiero a san José padre de Jesús, esposo de María, protector especial de toda la Iglesia, hombre sencillo y fiel donde los haya que seguramente nos dejará para mucho orar y amar a partir de este encuentro – diálogo con él.

J. Sí, diálogo, aunque parezca extraño y fuera del evangelio. Pero lo que no dije en él espero decirlo ahora partiendo de mis hermosos sueños.

S. “Amó a Jesús con corazón de Padre”, dinos mi querido José ¿qué te hace sentir y vivir esta afirmación?

J. Pues que yo, sencillo carpintero de Nazaret, tuve la fortuna de enamorarme de la mujer más hermosa nunca vista, tomarla por esposa y recibir a su Hijo Jesús.

S. ¿Qué te dijo ella cuando le declaraste tu amor?

J. Que ella tenía otro proyecto pero que no lo descartaba porque con frecuencia, en sus largos momentos de oración, intuía que venía algo muy grande y muy especial, algo que no podía definir y que la llenaba de cierto temorcillo que en comparación con su abandono a Dios era poca cosa de tener en cuenta.

S. ¿Fue ahí donde viste tu oportunidad?

J. La verdad sí, aunque estaba también dispuesto, conociendo las Escrituras, que Dios es un Dios escondido en las profundidades de mi corazón. Ahí lo descubro, ahí me habla y yo lo escucho en total disponibilidad que eso es lo que significan los sueños.

S. ¡Qué maravilla! ¡Qué cantidad de preguntas se me acumulan al escucharte! Iré a una pregunta muy sencilla: ¿Eras una persona muy mayor?

J. Una persona muy mayor no hace un camino tan largo como fue de Nazaret a Belén. Una persona muy mayor no hace, de noche, un camino a Egipto para salvar a su Hijo de los proyectos de Herodes para eliminarlo. Una persona mayor no hace otro camino tan arriesgado como regresar a Belén, aunque, sobre la marcha decidí regresar a Nazaret. Una persona mayor no trabaja en la carpintería tan fuerte como para sostener a mi mujer y a mi hijo. Una persona mayor no tiene la disponibilidad para cualquier cambio que se ofreciera. Así que nada de un viejecito. Si así me piensan, están muy equivocados.

S. Bueno, yo creo que era como para salvaguardar la virginidad de tu santa esposa.

J. María, amada por sobre todas las cosas, era una mujer con tan grande disponibilidad para decir sí a lo que fuera venido de Dios. Virginidad es disponibilidad, lo aprendí de ella y esta disponibilidad la hizo crecer a lo largo de toda su vida. Solo donde hay verdadera virginidad hay verdadera fecundidad.

S. Bueno, mi querido José, tienes razón en reivindicar para ti esa cercanía de edad con la hermosa María que supo amarte como su querido esposo.

J. Pues claro, yo no era un adorno en la familia. Mi hijo Jesús, verdadero Dios, vino a encarnarse de veras y me necesitaba a mí para poder crecer armónicamente.

S. El amor es, pues, la gran llama que iluminaba tu vida, calentaba en amor tu corazón y le daba fuerza de fidelidad en tu familia que ya vemos como sagrada. Dinos, José, ¿cuáles fueron las características de tu amor?

J. Lo primero es que amé a mi hijo Jesús con corazón de Padre. Todo yo al cuidado de su sano y armónico crecimiento. No soy una pintura soy una persona necesaria en este misterio de la Encarnación del Verbo.

S. Sí, pero nos hace mucho bien que tú mismo nos digas que hizo en ti el amor que le tenías a Jesús como tu hijo y a María como tu esposa.

J.         Padre amado,
Padre en la ternura,
Padre en la obediencia,
Padre en la acogida,
Padre en la valentía creativa,
Padre trabajador,
Padre en la sombra.

S. La Iglesia te dice:

“Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal”.

J. Me faltó decir: Padre en la humildad. Esto me llevó a ocupar mi lugar de responsable en lo material, en la imagen referencial para que mi Hijo, amado por encima de todo encontrara en mí todo eso que lo hacía “crecer en sabiduría, edad, gracia delante de Dios y de los hombres”.

            Por mí aprendió Jesús a llamar a Dios “Abba” con inmensa ternura; por mí creció en fortaleza, libertad, conocimiento de sí mismo como alguien que, siendo del todo uno como nosotros era Dios mismo que “no hacía alarde de su categoría de Dios, sino que apareció como uno de tantos, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte en Cruz”. Estoy seguro que por eso Dios lo levantó y le dio el nombre sobre todo nombre porque Jesús, mi Hijo, es el Señor para la gloria de Dios Padre.

S. ¿Y María, tu santa y bella esposa?

J. Ella es aparte: toda ternura, caricia, cuidado, alimento, dando vida al que dirá que es la vida de toda vida. María guardaba silencio, guardaba todo lo que sucedía en su santo corazón maternal y así hablaba mucho con nosotros.

S. “Radio Conchita” se siente muy agradecida por haber accedido a hacer algo que no hiciste en los evangelios, pero en ellos sí que reflejaron todo esto en tus hermosos sueños como signo de total disponibilidad al querer del Padre.

            Gracias nuestro querido san José por romper tu silencio y compartirnos, en exclusiva, los misterios amorosos de tu papel en la infancia y vida de tu Jesús que te amó con corazón de Hijo.

J. Como lo mío es total disponibilidad entendí tu invitación como una magnífica oportunidad para expresarte mi gratitud al Padre y seguir bajo la amorosa acción del Espíritu Santo que fue el autor de todo este misterio.

S. Buenísima ocurrencia de nuestro querido Papa Francisco al proponernos dedicar todo este año a conocerte, honrarte, imitarte y ponernos bajo tu protección paternal. Gracias mi queridísimo padre san José, gracias por amarnos también con corazón de Padre.

J.

S. Creo que volvió a su silencio y yo agradezco su presencia en “Radio Conchita” que va tomando más fuerza y más vida. Hasta nuestra siguiente emisión. No faltes.

Sergio García, msps

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