La gente de este tiempo pide una señal

P. Eduardo Suanzes, msps

 

¿Cuál debe ser la mirada del creyente que se acerca a Jesús? Y, por consiguiente ¿Cuál debe ser el compromiso al que lleva la fe?  En este circuito de comunicación, en esta línea de enlace, entre Dios conmigo, ¿cómo funcionan los signos de uno y de otro en ambos extremos? ¿Cómo persuade Dios a mi corazón? ¿Cuáles son los movimientos de mi corazón anhelante a la hora del voltearse hacia Jesús? ¿Cómo se voltea? ¿Qué espera encontrar cuando dirige su mirada hacia Él? O cuando dice dirigir su mirada hacia Él, ¿realmente dirige su mirada hacia Él?

¿Por qué no es evidente la presencia de Jesús? ¿Por qué hay que recorrer un camino específico interior que tiene características muy comunes en todos nosotros para darnos de bruces con Él? Y cuando creo encontrarlo ¿realmente es Él o solo una proyección de mis deseos y anhelos? ¿Cómo estar seguros de que estamos en el camino correcto?

Google maps saca cuenta de casetasCuando nos perdemos manejando un carro por unas carreteras que no conocemos que son nuevas para nosotros, y mucho más si es de noche, lo que buscamos instintivamente son las señales. Buscamos las señales ávidamente, ponemos las luces largas para avistarlas desde lejos, y cuando las encontramos súbitamente nos tranquilizamos pues confirmamos que el camino es por ahí…o no. Ahora utilizamos el Googlemaps, que con el GPS del celular se convierten en una herramienta poderosa para saber dónde estamos y a dónde queremos ir. Pero siguen siendo señales, herramientas donde nos apoyamos para tener seguridad. Son herramientas que controlamos y que nos dan seguridad.

«La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal. La gente pide una confirmación, un apoyo, de quién soy Yo en realidad. He sido para ellos desde hace tres años presencia y rostro de la misericordia del Padre; he caminado sus caminos, he llorado con sus dolores, me he acercado, tocado y sanado sus heridas, pero no son capaces de ver más allá de sus narices; no tienen hondura espiritual, no son capaces de ver al invisible en su avidez por controlar lo visible. Cuando les digo que se suelten y que caminen sobre las aguas prefieren agarrarse al tronco de la superficie y dejarse llevar por él; cuando les incito a volar hacia las alturas desplegando las alas del espíritu, prefieren montarse en los bimotores que ellos controlan y dirigen desde la cabina de mandos. Siempre piden y piden señales agarrándose a ellas por encima de agarrarse solo a mi Palabra que soy Yo mismo. Como los peces del villancico, van y vienen,  beben y beben y vuelven a beber; y nunca dejan de beber porque no se atreven a arrojarse sin condiciones al Origen de todas las fuentes.

Es de noche, es cierto, pero ese es el camino verdadero. Por eso no daré más señal que la de Jonás: ese profeta anti-profeta, egoísta y pusilánime, que en lugar de ser luz para los ninivitas fue más oscuridad que otra cosa; en lugar de ser farol y lámpara de la misericordia divina, no fue más que un apagador de luces. Jonás fue oscuridad y noche para los de Nínive y ellos, sin embargo, supieron ver al invisible. Lo que quiero decir es que ellos se enfrentaron a la oscuridad, a la noche, con un corazón abierto a la hondura de la vida y confiaron. Pues aquí hay Alguien que es mucho, muchísimo más que Jonás y en nada comparable con él.

No tengan miedo a la noche, no quieran controlar el camino: déjense abrazar por un Padre que solo es misericordia, confiando en que nada más quiere lo mejor para sus vidas. Con Dios no funcionan los GPS’s, lo único que se pide de ustedes es que se dejen hacer e iluminar por el camino que se abre a cada paso que dan. Lo importante es que se lancen al camino, al desierto, como se lanzó la Reina del Sur, la de Saba, con el único propósito de conocer la sabiduría de Salomón. Pues aquí hay Alguien que es mucho, muchísimo más que Salomón y en nada comparable con él. Salomón tenía sabiduría, pero Yo soy la Verdad, el Camino, la Vida. Yo soy la Sabiduría misma.

¿Que cómo persuade Dios sus corazones? Primero con seguridades sensibles  para llamar la atención; luego, paulatinamente, escondiéndose a sus seguridades para que lo encuentren fiel y cabalmente en la noche, en un camino que se va construyendo a medida que se dejan abrazar por el misterio de saberse profunda e irremisiblemente amados. Abandonarse al amor es la prueba de fuego del amor: un amor que exige la prueba no es amor; un amor que exige seguridad deja de serlo. El amor por esencia es apertura y abandono total hacia el amado: esa es la seguridad. Por eso yo también caeré en la noche en el momento definitivo para mostrarles hasta qué punto les amo, hasta qué punto les ama Dios.

Que ¿cuál debe ser tu mirada hacia mí? La misma que la mía hacia ti. La vida íntima conmigo se reduce a esto. Sé capaz de mirarme, pero no de mirarte a ti a través de mí. Entiéndeme lo que te digo. No busques compensarte a ti mismo a través de mí. Mírame solo a mí, desprendido de ti, que soy Yo el que te mira: no necesitas otra mirada sobre ti más que la mía. No necesitas otra luz sobre ti más que la mía. Esta es la luz que brilla en las tinieblas: la mirada del Padre sobre ti; la mía sobre ti; la del Espíritu sobre ti. Deja invadir tu día por la Mirada, la Presencia, la invasión de la Trinidad en tu quehacer cotidiano»

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